Antes de crear la imagen corporativa de un nuevo negocio, es importante meditar sobre qué color es el que nos va a definir. No hay que tomárselo a la ligera, ya que los colores, aunque no lo creamos, implican una serie de sentimientos en aquel que los observa, y por tanto son reflejo de aquello que queremos transmitir.
Blanco: pureza y calma, es combinable con todos los colores.
Negro: también puede combinarse con todos los colores. Implica elegancia.
Gris: es un buen complemento a otros colores, pero no aporta carácter.
Amarillo: el color de la alegría y de la envidia. Es difícil de combinar con otros colores.
Azul: paz, tranquilidad, relax. Es un valor seguro, pero hay que saber utilizarlo pues en ocasiones pasa inadvertido.
Verde: esperanza, naturaleza, optimismo. Es el color más usado.
Rojo: representa fuerza, pasión… y es el que más llama la atención.
Morado: es arriesgado y singular. Simboliza el poder y el lujo.
Rosa: es el color de lo infantil, dulce, inmaduro, pero despierta buenos sentimientos.
Naranja: está muy de moda porque es alegre y no tan brusco como el rojo y el amarillo.
Marrón: representa la calidez del hogar. Las marcas alimentarias son las que más lo utilizan.
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