– Buenas noches, su Klout por favor

– Mi Klout es un 59. Compruébelo.

– Un momento… efectivamente. Puede usted pasar, aquí tiene su tarjeta VIP.

Las largas colas en los locales de moda, comprar con grandes descuentos o incluso recibir regalos gratis en casa ya es posible si su Klout es alto.

Algunas empresas pagan caras campañas de publicidad para darse a conocer, pero ahora han descubierto un nuevo filón, las redes sociales y sus mayores influenciadores.

Las empresas buscan que los más influyentes en la red hablen bien de ellas. Una persona con un Klout alto y con gran influencia en la red, suele contar con  una amplia comunidad online (lectores en su blog, seguidores en su Twitter, fans en su Facebook…) por lo que una recomendación suya tiene más repercusión. Seguro que un influenciador va a hablar bien de la empresa si recibe un trato Vip o un suculento regalo.

Uno de los primeros locales en aplicar este nuevo tipo de trato fue uno de Los Ángeles llamado Playhouse Nightclub. La opción de ser Vip en su local y darlo a conocer era fácil si eras una celebridad en las redes sociales.

VIP

La misma estela han seguido otros, por eso el 230 Fifth de la Quinta Avenida de Nueva York tiene dos colas, una para los que son influyentes en la red con un Klout superior a 65 y otra para el resto de los mortales. Si eres influyente no haces colas.

Windows también lo tiene claro, y cuando sacó su sistema operativo Windows Phone, regaló móviles a los primeros 100 que superaran un Klout de 55. Lo mismo hizo Heweltt Packard, con uno de sus ordenadores.

En el Palms Casino de Las Vegas. Cuando haces una reserva, comprueban si eres influyente en redes sociales y si pasas el corte te ofrecen una habitación superior a la que contrataste.

La cosa está llegando lejos, ya que En Estados Unidos hay compañías que utilizan el Klout como criterio de selección de empleados. Esta moda también se ha trasladado a Canadá, Francia o España.

Lo dicho, hay que ponerse las pilas con las redes sociales. El día menos esperado nos pueden dar una grata sorpresa.

 

Fuente: La Opinión A Coruña. 

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